Entre las enfermedades isquémicas cardíacas (EIC) la principal forma es la angina de pecho o estenocardia, que proviene del griego y su significado es contracción del corazón, lo que resalta la manifestación clínica más relevante.
La angina de pecho debe considerarse una enfermedad aguda distinguida por episodios con una ausencia momentánea de correspondencia entre el flujo sanguíneo coronario y los requerimientos de aporte al miocardio, originada por un padecimiento aterosclerótico de vasos coronarios. El síntoma principal de la enfermedad es la presencia de dolor que es la manifestación clínica de la isquemia miocárdica. La isquemia genera una serie de profundas alteraciones en el metabolismo de las células, especialmente los miocardiocitos, que originan la reducción de la interacción energética y, como consecuencia, la disminución de la capacidad de contracción del corazón.
Los eritrocitos son unos de los principales objetivos del intercambio de ozono con la sangre, lo cual está asociado con el hecho de que la membrana de los eritrocitos alberga una enorme cantidad de fosfolípidos con cadenas de ácidos grasos poliinsaturados. El ozono presenta átomos de oxígeno, alterna las posiciones de los dobles enlaces de los ácidos grasos, modificándolos desde compuestos de cadena larga a compuestos de cadenas cortas. Como consecuencia, la membrana de los eritrocitos se hace más flexible, lo que posibilita el incremento de la maleabilidad y actividad de estas células, y mejora las propiedades reológicas de la sangre y la microcirculación. Al respecto Boiarinov y Smirnov (1987), Sunnen (1989), Peretiagin (1991), Kontorschikova y otros (1995) expresan que bajo el efecto del sistema del glutatión, se activa la glucólisis que provoca un aumento de contenido de 2-3-difosfoglicerato e hidrogeniones, lo que conforma el sistema fundamental de la acción terapéutica del ozono, puesto que como resultado se atenúa el enlace hemoglobina-oxígeno favoreciendo el desprendimiento de oxígeno a los tejidos adyacentes.
La acción antihipoxídica del ozono por medio de la corrección de las modificaciones en los procesos de traslado y en el empleo del oxígeno en los tejidos fue demostrado en los estudios de Bikov y otros (1998, 2000) acerca de la cinética del metabolismo del oxígeno por el método de polarografía transcutánea en pacientes con EIC. El rol del ozono en los estados isquémicos ateroscleróticos no se restringe solo a mejorar el aporte de oxígeno sino que colabora en profundos procesos de interacción, e inciden especialmente en los procesos de oxidación-reducción que se llevan a cabo en la cadena respiratoria de las mitocondrias.
La conformación de ATP (fosforilación oxidativa) se lleva a cabo en las mitocondrias, desde las que pasa al citoplasma y se convierten en fosfato de creatina, el cual circula hacia los sustratos que necesitan energía; allí con apoyo del oxígeno, se transforma de nuevo en ATP. Por esta razón, la acumulación y la velocidad del gasto de energía se subordinan a la velocidad de nueva síntesis del ATP, que al mismo tiempo está determinada por el grado de llegada del oxígeno.
La energía del fosfato de creatinina y del ATP se usan en el trabajo de los conductos de calcio y de potasio-sodio, que trasladan los iones en contra del gradiente de concentración, y proveen los procesos conexión y contracción de las miofibrillas, así como en los proceso de síntesis que se generan en el núcleo del miocardiocito.
La isquemia genera una cadena de profundos trastornos metabólicos en los miocardiocitos. Su factor primario es la hipoxia que, a corto plazo, desequilibra la síntesis del ATP en las mitocondrias, lo que implica el descenso de la interacción energética y, como resultado, la reducción de la capacidad de contracción del miocardio.
La ozonoterapia favorece un mejor empleo del oxígeno arterial al eliminar los estados de hipoxia y reparar las funciones de las células. En las investigaciones de Sicheva (2000-2003), se indica el incremento de la función contráctil del miocardio empleando como indicador la fracción de expulsión del ventrículo izquierdo (incrementó en un 10,4%) y de la capacidad de energía física, de acuerdo con los datos de la veloergometría (incremento del volumen del trabajo hecho en un 31,6% entre los hombres y en un 38,7 % entre las mujeres) luego de la aplicación con ozonoterapia.
Ante la presencia de desequilibrios crónicos de la circulación sanguínea coronaria presentan una relevancia principal la agregación y la adhesión de los elementos propios de la sangre, se hace énfasis en los trombocitos y los eritrocitos. Entre los inductores inmediatos de estos procesos, se halla la trombina; su concentración influye en la reversibilidad o irreversibilidad de la agregación de los trombocitos. El daño endotelial en la afección aterosclerótica permite el contacto de los factores propios de la sangre con el colágeno.
De igual forma que la trombina, el colágeno es un potente inductor de la liberación de sustancias biológicamente activas que provoca la agregación y la adhesión de los trombocitos. Esta agregación y adhesión de los trombocitos ayuda a que se dividan de estos la histamina, la serotonina, el tromboxano A2 y otros compuestos que afectan a la pared vascular, directamente o por los mediadores, y generan vasoconstricción de las arterias en las zonas afectadas.
El estado funcional de los eritrocitos presenta una gran relevancia en los procesos de adhesión y agregación de los componentes sanguíneos. La degradación de los eritrocitos puede provocar la constitución de agregados eritrocíticos intravasculares, el incremento de la viscosidad de la sangre, la creación de trombos y el desequilibrio de la microcirculación, puesto que los eritrocitos tienen muchas sustancias que ayudan a la adhesión y la agregación. En su área se absorben asimismo muchos factores plasmáticos de la coagulación sanguínea: tromboplastina, compuestos parecidos al fibrinógeno y elementos estabilizadores de la fibrina, heparina, plasminógeno, sus activadores y sus inhibidores.
La agregación de los componentes propios de la sangre y la segregación por ellos de esencias biológicamente activas que presentan acción coagulante impulsan los factores serológicos de la coagulación sanguínea, y pueden provocar la creación de trombos que constriñen o incluso obstruyen, el espacio libre de las arterias, originando alteraciones en la circulación sanguínea.
La investigación del efecto de la ozonoterapia en los indicadores de la hemostasia y la fibrinólisis en pacientes con padecimientos ateroscleróticos vasculares de diferentes ubicaciones de Maslennikov y otros (1997), dio a conocer la acción positiva de la aplicación de mezclas de ozono y oxígeno. Se evidenció la reducción de la capacidad de agregación de los trombocitos, el incremento de la actividad fibrinolítica, la hipocoagulación de la sangre y la reducción del nivel fibrinógeno. Cabe destacar que esta actividad solo se apreció en los casos de los indicadores alterados y tuvo un carácter moderado, excluyendo los valores medios de los indicadores hacia límites normales. De la misma manera, la ozonoterapia logró una acción reguladora en el sistema de la hemostasia.
En las isquemias miocárdicas parciales y los potenciales infartos que se despliegan como consecuencia de la afección aterosclerótica vascular, se aprecia asimismo el refuerzo de los procesos de la OLP en presencia de radicales libres, que conforman la base de la lesión tisular. Según Kogan y otros (1994), en la EIC se ha evidenciado que la gravedad de la angina de pecho está sujeta a los valores de la OLP, y se ha explicado el nexo entre la intensificación de los procesos de la OLP ante los radicales libres y la manifestaciones de las lesiones miocárdicas. Como se ha expuesto con anterioridad, en dosis apropiadas, el ozono no solo estimula los procesos de la OLP, sino que conlleva a la activación de los mecanismos de defensa antioxidante, especialmente la fermentativa, por medio del incremento de la dinámica del superóxido dismutasa, y la catalasa, además del glutatión, lo cual hace posible la reducción de las reacciones de la OLP ante radicales libres y evita la afectación isquémica de los tejidos.
Dinámica de los indicadores del sistema de coagulación de la sangre antes y después de la ozonoterapia:
La disfunción del tejido endotelial es un elemento principal que favorece la progresión de la EIC, y que se distingue por la reducción de la vasodilatación dependiente del endotelio. Se cree que una de sus causas es el estrés oxidativo, que provoca la inactivación del óxido nítrico. Se ha demostrado la incidencia positiva de la ozonoterapia en los indicadores que muestran la función endotelial, lo que se asocia con su actividad positiva en las células endoteliales lesionadas, a través de la activación de la enzima NO-sintetasa, constituyéndose como consecuencia el óxido nítrico, que presenta una acción vasodilatadora (Yakimenko y otros, 2003; Artemenko, 2004).
Para hacer tratamientos diferenciados, se ha producido en la actualidad una clasificación que distingue la gravedad del estado de los pacientes con EIC, y las separa por categorías clínicofuncionales (CCF). Los factores principales de la valoración son el estado de la circulación sanguínea y sus reservas, el estado funcional y hemodinámica del miocardio, y la capacidad de esfuerzo físico.
1ª CCF: Los pacientes que conforman esta categoría presentan anginas de pecho inicial, poco frecuente, sin insuficiencia cardiaca. Son competentes para trabajar y capaces de ejecutar esfuerzo físico elevado.
2ª CCF: Los pacientes que se incluyen en esta clasificación presentan angina de pecho de gravedad media que no se genera todos los días, sin insuficiencia cardíaca y aptos para el esfuerzo físico moderado-leve.
3ª CCF: Los pacientes que conforman esta categoría presentan angina permanente, es decir todos los días, y manifestaciones iniciales de insuficiencia cardíaca, presentan dificultades para la ejecución de esfuerzos físicos.
4ª CCF: Son los enfermos crónicos, presentan angina de pecho frecuente y en estado de reposo, descompensación cardíaca manifiesta, no son capaces de ejecutar esfuerzos físicos y con tolerancia al esfuerzo marcadamente baja.
La clasificación de los enfermos con EIC desde las perspectivas del tratamiento tradicional se somete a los requerimientos de designar terapias, que serán distintas entre los pacientes de diversos niveles de gravedad. La ozonoterapia es positiva en los pacientes de todas las clases, desde las más leves hasta las crónicas. El poder de efectividad progresa con el aumento de la gravedad del estado del paciente, lo que está asociado con el carácter multilateral de su acción, pero de manera principal con la erradicación de la hipoxia tisular, que es más en los enfermos graves debido al avance de la insuficiencia cardíaca.
En las áreas tisulares con una circulación sanguínea insuficiente, la participación del oxígeno incrementa con la ozonoterapia, efecto que no se puede alcanzar con el beneficio de los fármacos. Esta es una condición muy, muy importante. Entre los principales grupos de fórmulas para el tratamiento de las enfermedades coronarias, están los nitratos, los bloqueantes ß-adrenérgicos y los antagonistas del calcio. Estos cumplen con la labor de eliminar la isquemia miocárdica a través del incremento del torrente sanguíneo externo, en asociación con el efecto vasodilatador y a su vez por la reducción de las necesidades miocárdicas de oxígeno debida a la restricción del flujo sanguíneo hacia el corazón o la limitación de su capacidad de contracción.
Se entiende que, debido al estrechamiento aterosclerótico de los vasos, no se pueden alcanzar valores idóneos de flujo sanguíneo coronario con estas fórmulas o preparados. De igual forma, solo es posible reducir hasta un nivel establecido las necesidades miocárdicas de oxígeno, puesto que, en caso inverso, puede desembocar en un funcionamiento defectuoso del miocardio. Por lo tanto, el incremento del aporte de oxígeno, sin la inclusión de estos sistemas, con asistencia de la ozonoterapia es, sin duda, muy relevante, debido a que facilita el enfoque del tratamiento de las EIC desde nuevas perspectivas.
Cabe destacar que la administración de la ozonoterapia no viene con la aparición de efectos hemodinámicos. En tanto que los nitratos, los bloqueantes ß-adrenérgicos y los antagonistas del calcio incrementan el flujo sanguíneo coronario y reducen los requerimientos de oxígeno por parte del miocardio, generando modificaciones innegables en los indicadores de la circulación sanguínea, la dinámica antiisquémica de la ozonoterapia no se asocia a influencias en la hemodinámica, lo que extiende considerablemente las posibilidades curativas.
La ozonoterapia se puede aplicar a personas con disminución en la frecuencia cardiaca y presión arterial baja, con distintos desequilibrios o trastornos de la conducción, a los que no se pueden administrar betabloqueantes y antagonistas del calcio, o incluso a los enfermos en los que se prevé una intolerancia a las fórmulas antianginosas. Por último, en aquellos casos en los cuales no se alcanzan suficientes resultados por medio de tratamientos con fármacos el complemento de la ozonoterapia en las EIC es el siguiente:
Método de aplicación
- Autohemoterapia mayor.
- Insuflación rectal.
- Administración intravenosa de 200 ml de solución fisiológica ozonizada.
Modelo terapéutico
Se utiliza uno de los modos de aplicación de la mezcla de ozono y oxígeno. El tratamiento va a estar asociado a la gravedad del estado de la persona, que se evalúa de acuerdo a la categorización en clases clínicofuncionales:
1ª CCF: Aplicaciones de 6 a 8 sesiones.
2ª CCF: Aplicaciones de 8 a 10 sesiones.
3ª CCF y 4ª CCF: Aplicaciones de 10 a 12 sesiones.
Las primeras 2 o 3 sesiones de la aplicación intravenosa de la solución fisiológica ozonizada, de la insuflación rectal de la mezcla de ozono y oxígeno o de la autohemoterapia mayor se hacen diariamente, y las siguientes se administran en días intermedios, las restantes dos veces por semana.
Observaciones:
Si la ozonoterapia se comienza en el contexto de un tratamiento anterior, los medicamentos con acción coronaria no se suspenden inmediatamente, en lugar de esto las dosis se reducen poco a poco al ritmo en que mejore el estado del paciente. Cuando se prescribe la ozonoterapia a pacientes que están recibiendo medicamentos con efecto anticoagulante (ácido acetilsalicílico, anticoagulantes) las dosis de estos se disminuyen a la mitad o se suspende temporalmente su administración, retornando a los valores iniciales al culminar el tratamiento. Se aconseja el control de los indicadores de la coagulación. En la siguiente tabla, se presenta los resultados de la administración de la ozonoterapia a 142 participantes con distintos niveles en sus afecciones.
La mejoría del estado de las personas se evidenció en la reducción de los episodios de angina de pecho y del consumo de nitroglicerina. Los episodios anginosos se erradicaron completamente en el 50% de los pacientes luego de la aplicación de ozonoterapia; en el 41% de los pacientes, los episodios se redujeron a menos de la mitad.
Cabe destacar que Bikov y otros (1998), tuvieron logros parecidos mediante la ozonoterapia aplicada a 34 pacientes de angina de 2a y 3a CCF. Este tratamiento estaba comprendido de 6 a 8 sesiones de aplicación de solución fisiológica por vía intravenosa. Esta solución tenía una concentración de ozono de 2,5 a 3 µg/ml. Gracias a este tratamiento, la dosis de nitrato para el 56% de los pacientes se redujo, y el 18% prescinde completamente de este.
Por su parte, Masik y otros (1998), recurrieron a una proporción menor de ozono, de 800 µg/l a la salida del dispositivo ozonizador, en 20 individuos que padecían de angina de pecho, Esto resultó en el descenso de los episodios anginosos, así como el incremento de la resistencia a esfuerzos físicos y el declive de la tasa de aterogeneidad. En este sentido, es aconsejable una proporción de ozono entre 2 y 5 mg por vía intravenosa de 200 a 400 ml de solución fisiológica en los espacios destinados a la ozonoterapia, según lo planteado por Minenkov, Maksimov y otros (2000). Además, se recomienda de 15 a 30 mg para las insuflaciones rectales, para un volumen de gas de 100 a 200 ml.
Posteriormente, Zubeeva y otros (2000), usaron la ozonoterapia en pacientes con arritmias, obteniendo resultados positivos. Estos logros estuvieron acompañados de mejoría del ánimo, reducción de la disnea y ataques anginosos, descenso de los indicios de insuficiencia circulatoria y menor frecuencia de crisis de arritmia ventricular y extrasístoles.
Artemenko (2006) lideró los estudios sobre la restitución del ritmo cardíaco normal mediante el uso de fármacos en individuos que presentaban fibrilación auricular, y constató que la administración de ozonoterapia en conjunto con la amiodarona, en su presentación cardiológica, restaura el ritmo normal del corazón en más pacientes, llegando al 77,2%, frente a un 68% sin la ayuda del ozono. Además, el los individuos con fibrilación auricular que no asimilaba el tratamiento con medicamentos, la previa aplicación de solución fisiológica ozonizada contribuyó a aumentar la capacidad de restauración del ritmo cardíaco.
Entonces, los estudios realizados corroboran la influencia positiva de la ozonoterapia en el tratamiento de trastornos de las alteraciones del flujo de sangre producto de la aterosclerosis cardiovascular, creando nuevas oportunidades para una terapia eficaz.